Paul permaneció en el estanque de la casa de sus abuelos durante varios minutos antes de que su abuelo le viera y lo sacara. Su padre le dio un masaje cardíaco durante unos diez minutos hasta que llegó el helicóptero que lo llevó al hospital.
Los paramédicos tomaron el relevo y los médicos, en el hospital, trataron de resucitarlo durante horas. Se acababan de rendir después de tres horas y 18 minutos cuando el corazón de Paul empezó a latir de nuevo de forma espontánea. El profesor Lotear Schweigerer, director del hospital, señala que "nunca tuve una experiencia como esta. Cuando los niños permanecen bajo el agua durante algunos minutos, la mayoría no lo supera. Es un caso extraordinario".
El niño dice que, mientras estuvo inconsciente, vio a su bisabuela Emmi, que le hizo volver por una puerta y le urgió a volver con sus padres. Paul dice que "había un montón de luz y yo estaba flotando. Pasé por una puerta y vi a la abuela Emmi en el otro lado. Me dijo. '¿Qué estás hacienda aquí Paul? Debes volver con mama y papa. Te esperaré aquí".
"Sabía que estaba en el cielo. Pero la abuela me dijo que tenía que volver a casa. Me dijo que yo debería volver rápidamente. El cielo estaba bien. Pero estoy contento de estar de vuelta con mamá y papá". Paul está de vuelta en su casa de Alemania y no parece tener síntomas de daños cerebrales.
Estadísticas de EEUU señalan que la mayoría de niños que sobreviven a los ahogamientos (92%) son rescatados en los dos minutos siguientes a la inmersión. Casi todos los que requieren resucitación cardiopulmonar mueren o tienen graves daños cerebrales. Pero el agua del estanque era muy fría y la temperatura del corazón del niño era de 28 grados comparados con los normales 37 grados. Los frías temperaturas ralentizan el metabolismo, lo que significa que el cuerpo puede sobrevivir más tiempo sin oxígeno.
El profesor Schweigerer indica que "mis médicos estaban a punto de decir 'no podemos hacer nada más' después de dos horas de comprensión torácica ya que las posibilidades de supervivencia no existían y el pequeño debía de estar cerebralmente muerto. Pero, de repente, su corazón empezó a funcionar de nuevo. Fue un milagro fantástico".
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