Una estudiante de secundaria que fingió un embarazo durante seis meses a modo de experimento social asombró esta semana a una asamblea estudiantil al quitarse el bulto que se había colocado sobre el vientre.
Solamente un puñado de gente sabía que Gaby Rodríguez, de 17 años, no estaba realmente embarazada, incluso su madre, su novio y el director, según el Yakima Herald-Republic. Ayudaron a mantener el secreto frente a algunos de sus hermanos y a la familia del novio, estudiantes y profesores, como parte de un proyecto sobre estereotipia.
Antes de la revelación, Rodríguez pidió a varios estudiantes y profesores que leyeran comentarios que la gente hubiese hecho sobre ella durante el curso de su experimento.
“Su actitud está cambiando, y podría ser por el bebé, o porque ella siempre ha sido así de molesta y yo nunca me di cuenta”, comentó su mejor amiga, Saida Cortés.
Crecía el silencio en el gimnasio a medida que se leían más comentarios en voz alta, y de pronto Rodríguez lanzó la bomba: “Estoy luchando contra esos estereotipos y rumores porque la realidad es que no estoy embarazada”.
Estaba nerviosa sobre la posible reacción del público. Después de todo, les había estado mintiendo desde octubre.
“Esencialmente, sacrificó su año final”, dijo el director Trevor Green. “Lo hizo para descubrir lo que sería ser una madre adolescente. Admiro su valentía. Admiro su preparación. Reconozco el gran mérito de su madre por apoyarla en esto”.
Al principio, su madre no estaba segura del proyecto. “Pensé que estaba loca”, comentó Juana Rodríguez, y agregó que resultó difícil mentir a miembros e la familia. Pero supuso que debía apoyar a su hija, que reclutó a dos mentores del Programa de Educación de Natalidad del Hospital del Valle de Yakima para que le ayudaran en el proyecto.
La muchacha empezó a usar prótesis caseras después de las vacaciones de primavera. Su supuesta fecha de alumbramiento era el 27 de julio, menos de dos meses después de la graduación.
Rodríguez y su novio, Jorge Orozco, de 20 años, empezaron a salir hace unos tres años.
Cuando la muchacha le contó su plan, respondió como la madre de ella: “Me pareció que estaba chiflada”, dijo el muchacho que se graduó en la secundaria de Toppenish en el 2009. “Pensé que se iba a meter en problemas con sus hermanos. Yo no quería tener problemas con nadie”.
“Lo hice por ella”, agregó. “Mis padres pensaban que iba a ser un varoncito”.
Rodríguez, que tiene un promedio de 3,8 (equivalente a 95 tuvo la idea del proyecto durante una clase avanzada de biología.
El dilema planteado es más probable para las adolescentes hispanas, según descubrió Rodríguez en su investigación. La muchacha planea seguir estudios sociales o sociología. Y aclara que “no planeo tener un hijo hasta después de graduarme”.
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