Parece irreal, pero la optogenética permite el control de eventos
específicos en sistemas biológicos, tanto simples como complejos, de una
manera rápida y dirigida; utilizándose una luz como agente inductor,
con lo que se genera una velocidad de respuesta de orden de milisegundos
y precisión que puede restringirse a células aisladas, explica medmol.
Esto se hace con un alga llamada Chlamydomonas reinhardtli, que
tiene la capacidad de movilizarse precisamente a una fuente de luz, por
lo que se extrae una proteína de ésta y se inserta al cerebro del ser
vivo, para después estimularla con luz y así también se impulsan las
neuronas y el circuito cerebral que contrala ciertas acciones.
Es por eso que lo presentan como la promesa más reciente de la
neurociencia, pues los resultados que está dando son sorprendentes, ya
que significan que se pueden controlar las neuronas a placer. De ahí
que quienes desean bajar de peso, tal vez estén frente a la solución
“milagro”.
El sitio web salud180,
dedicado al bienestar de las personas, publicó un texto y una
entrevista en video con el nuerocientífico Ranier Gutiérrez, del Departamento de Farmacología del Cinvestav-IPN,
quien explica qué es la optogenética y cómo ésta puede ayudar a bajar de peso y explica que ésta puede ser la solución para combatir la
obesidad y el sobrepeso, un problema de grandes magnitudes en nuestro mundo desarrollado.
El inconveniente está en que el programa aún se encuentra en etapa de
experimentación y se ha practicado sólo con ratones; aunque los
resultados han sido positivos puesto que con la luz controlada se logran
activar las neuronas del hipotálamo, con las que se controla y hasta
inhibe el apetito. Lo más sorprendente es que esta técnica logra cambios significativos en el peso en menos de 24 horas.
Aún faltan estudios para identificar correctamente la neurona que se
debe estimular en los seres humanos para tratar el problema del
sobrepeso. Pero esto no será lo único en lo que puede ayudar, también se
podrán tratar padecimientos de otra índole como adicciones, arritmias,
regulación del sueño, problemas visuales y hasta ataques epilépticos. Es
por eso que es la gran revolución científica.
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