El armenio Suren Manvelyan es un chico nacido en 1976 el cual ya cuenta hasta con un doctorado en Física Teórica de la Universidad Estatal de Ereván. En el 2002 recibió el Premio Presidencial de la República de Armenia por las investigaciones en el campo de las tecnologías cuánticas. En si, es un investigador científico que ha ejercido desde 1997 en el Instituto de Investigación Física de la Academia Nacional de Ciencias. Creo que después de leer semejante biografía he quedado devastada y me dedicaré a vender dulces, pero bueno, eso no es lo importante aquí.
Entre sus múltiples actividades que abarcan desde tocar guitarra, chelo, piano flauta, también se encuentra la docencia en física, en la escuela Waldorf de Ereván. Desde 1996 ha aprovechado para desarrollar otra pasión que es la fotografía. Domina la técnica del macro, retratos, paisajes y no le falta creatividad para crear escenarios fuera de serie.
Aprovechando su situación de maestro donde se relaciona con profesores, alumnos y bastante personal aprovechó para fotografiar al que se dejara, pero no la típica fotografía tipo retrato, ¿ustedes creen? ¡Era de esperarse con semejante descripción curricular! El caso es que fue y fotografió las pupilas pero con acercamientos impresionantes.
Lo impresionante, no fue en realidad el acercamiento, sino el descubrimiento de lo que los ojos escondían bajo el lente. Cuasi planetas llenos de texturas, formas, superficies, ondas. De verdad, es simplemente hermoso lo que esta pequeñita parte de toda nuestra composición humana guarda. Si uno se descuida, fácilmente pudiera confundir nuestros ojitos con planetas desconocidos del espacio exterior.
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